Las palabras no están hechas de hierro pero aplastan igual que la verdad.
Y aunque ningún hombre vive
como desea, yo siempre quise
ser una águila o quizás soy una Águila disfrazado de hombre
pues llevamos nuestras Alas plegadas en nuestra espalda .
Para ver nuestras ancestral evolución solo hay que abrir las costillas, cortar los músculos de la espalda, acceder a las costillas superiores y romper los omoplatos. cortar los ligamentos y sacar las costillas para fuera y sé ve claramente que tuvimos antes de la antigüedad antes de que el hombre fuera hombre fuimos Águilas surcando los Cielos.
Quizás por eso tengo esa obsesión de que echo de menos volar, memoria genética evolutiva supongo, en todo caso volar como una águila es un regalo
de la naturaleza con esa destreza dejándose elevar planeando por
las corrientes de aire con una
vista magnífica con la precisión
de una cámara fotográfica de las que llevan los satélites y escuchar desde allá arriba el pleno silencio cuando te habla Dios en el Eco del Cielo.
Y puede haber otra explicación más caótica , cabe la posibilidad de que realmente fuimos antes del todo Ángeles caídos.
Manuel Lorente
Seudónimo
Mael Lorens
Reservado el derecho de autor
Diciembre 2022