Bella mujer, ávida y clara, muñeca de azahar. Eres el sol que acaricia los jardines de mi alma, eres el rocío de los tulipanes. Dulce y suave como los manzaneros; en tu boca yace la pulpa que me alimenta.
Piel de copos, cabello de luna, manos de trigo, osculo de mi vino.
Tu cuerpo envuelve la codicia: yo sucumbo a tus deseos. Nuestros labios se acercan al pan de los placeres, al arrebato de nuestras miradas; tu y yo juntos multiplicamos el universo.