Paseo cotidiano
(Llegan las lluvias)
Entre surcos,
lagunillas,
mecidas por acariciadores vientos,
rizan sus retenidas aguas
rompiendo espejos de cielos
en calma.
Anhelados sueños
de una insegura temporada
de larga espera,
cumplen el compromiso
de reivindicar
el déjà vu
de un paisaje
desgastado por la canícula.
Vivificador estanque,
motor de primaverales promesas,
dispuesto a
acuarelar el entorno
que,
homenajeando
al terruño,
recoge ya en su paleta
variopintos crocos, violetas, amapolas, margaritas …
Para
bañarme en tu arte
volveré
mañana y mañana y mañana
a tu galería.