Calma la sed
y bebe en la fontana
el agua fresca.
Luego prosigue
tu marcha a las montañas
como otras veces.
Mira el paisaje,
las vacas y los bosques
te están llamando.
Y por encima
los cimas y picachos
tan atractivos.
Desde esa altura
verás a la meseta
casi a tus pies.
Pero tú buscas
la alegre despedida
del astro rey.
Es el ocaso,
sublime, de las cumbres,
el que deseas.
Quieres sus besos,
los rayos tan dorados
para soñar.
Y llegarás,
cargando tu mochila
con tanta magia.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/12/22