Raúl Bonilla

Diciembre 4

I

Relumbran las luces de los bares

Centellas en tus ojos y en la prensa que usas en el cabello

Hay olor a ciprés y muchas pastoras

Entre los estrechos callejones donde nuestras lenguas dialogan 

 

En veintidós años no había sido tan feliz

Las canciones llenan el vacío

Y entre los abrazos morimos un poco

El fin de siglo se acerca 

Como lo hago con tu cintura

Y tus ojos delatan el sentimiento

Claro como la luna de Diciembre

Que espía en lo alto

 

Mis labios recorren tu cuello

De arriba a abajo y el escalofrío recorre todo tu cuerpo

Y pides más al tomar mi cabello con tus manos

 

Entre las sombras nos confundimos

Invisibles entre la niebla

 

II

Soñé con Ella estando despierto

En medio de la nevada que cubrió todo el valle

Con algo de angustia la busqué cerca de una iglesia, blanca y brillante al lado de la calle

Adentro los dolientes en el funeral no supieron decirme donde estaba

 

El sol bañaba la antigua ciudad con un resplandor diferente y carente de sentido

Vi que que caminabas a unas avenidas de mí

Pero al verme cambiaste tu camino para alejarte

 

Comprendí que querías soledad

Tampoco sabría cómo ayudar

Caminé en lugares extraños, sitios que no conocía

Situaciones que no comprendía, personas que miraban sorprendidas

 

Fue en una esquina de un parque donde te encontré

Con un mochila en la espalda

Y miles de lágrimas en tu cara

No quisiste levantar la mirada

Pero no dijiste nada cuando tomé esa mochila

 

Era pesada y había herido tus hombros y espalda

Te di un tierno beso en el hombro

Y llorando pediste un abrazo

Porque nadie había querido ayudarte

Y no podías con la carga, la que te quemaba desde el interior…

 

Desperté justo a tiempo

Porque los latidos se habían acelerado

Y al verte en mi cama vi un rostro sereno

Y una sonrisa que tranquilizó mi interior

 

III

La bomba de tiempo en mi interior

Despiadado TIC TAC que algún día se detendrá

Y con él yo abandonaré esta habitación

Buscarán entre antiguas fotografías algún recuerdo

Algún escrito o algún trabajo

 

Pero con el tiempo nadie recordará que caminé sobre las aguas

Una a una las memorias irán abandonado el barco

Los botes salvavidas nunca serán suficientes

Por eso espero de último para cantar una última canción

 

Unas veces el reloj acelera hasta romper los engranajes

Otras más se detiene hasta que todo se vuelve borroso

Cada día es el último

Cada sensación se transforma

En una paradoja del olvido

 

Sin aviso dormiré un último sueño

La noticia correrá a través del infinito

Pero no me daré cuenta

De las lágrimas que se derramarán