En esta casa llena de efemérides
Vértigos e inmisericordia
Hago las veces de Penélope
Tejiendo mantas
Para el frío ajeno
Mientras el mío
Me persigue
Entre el claro oscuro
De una soledad amorfa y descarriada
Que alguien asegura
Heredé
De tanto amor sin dueño
Y aunque me afane
Por capturar la aurora
Dándome baños de aguaceros
Bajo los tinglados
Incoloros
Que persisten en sobrevivir
Solamente recibo el óxido
Inclemente
De los caños retorcidos
Que soportan las trepadoras
Y las margaritas
En el pórtico
Tan vejete
Como las mazmorras de Luxemburgo
Aquí el olor a moho se ha vuelto antídoto
Y se bebe
Con benadrilina y corticosteroides
Porque a nadie le interesa el gemir
Ni la cruz que dobla al esqueleto
Mucho menos esta ingenuidad
Decrepita
Que no madura
A pesar de los rosales secos
Y aunque ya no existen riñas
Todo permanece
Entre la espada y la pared
Sin notas ni arpegios
A veces sale a relucir la fobia
Y me sujeto a la existencia
Rezo un ave María
Y calmo el destierro
Otras pienso en tus manos tibias
En la geografía de tu cuerpo
Hasta que descubro el hueco
Repleto de pedazos y palabras
Solamente mi sombra
Infernal
Y a la vez tan certera
Aparece y llena mis espacios
De cada antecedente
Si la miro mucho
Aprecio
Un hálito de luz
Que se mete entre las cejas
Y todo se me antoja estático
Hasta que el gran silencio
Penetra como dardo
Y me hace sucumbir
Entre mis libros
Donde guardo sueños y fracasos
Desafiando a la noche
Y sus abismos