Tomemos como santuario la tierra y la naturaleza
no como dueños, sino como hijos de ellas
aprendamos a apreciar el trino del pinzón
a invadir el nido, como los descarados tordos
ver lo quetzales que emprenden sus vuelos nupciales
al expandir sus alas a otros vientos
Dejemos de adorar los templos
construidos de piedra o de barro
que han sido fundados
sobre los hombros de los esclavos
Mejor amemos la libertad
como valor sagrado
opongamos resistencia
a la frivolidad de lo basto
aunque lo tengamos que hacer por tiempos milenarios
Hagamos de la tierra indomable
para los poderosos humanos
preferible morir libre
a vivir subyugados
Y te cubrirán de tierra con las manos cruzadas al pecho donde renacerán las rosas, en lo indómito de tus hechos, aún y cuando tu espíritu viva y tu te encuentres muerto
Hoy que estará herido de muerte el INE