Anne Black

Querida Elena

En la mesa, tu florero preferido. 

 

Afuera el amanecer se acerca.

 

En nuestra habitación y en nuestra cama tu linda figura. 

 

En la estufa el café tomando temperatura.

 

Mi mirada fija en tu rostro y de mi pecho siento que se me sale el corazón.

 

El gallo comienza a cantar y las aves a volar. 

 

Un viento fresco entra por la ventana; continúo observándote. 

 

El café avisa que está listo, sin embargo no puedo moverme del sillón; pues estoy enamorado. 

 

Verte aún dormida, mi querida Elena, no deja de parecerme lo mas hermoso.

 

Princesa, de mi castillo encantado, no imaginas cuánto te amo.