socrapé

Miudiño

Me gustaría acompañarte,

fuerte,

en este día de sangre.

Y sacudirme los pellejos

de una forma breve,

sin que se despierten las hormigas rojas

[por el afán de no comerme].

 

Porque sí.

Por quererte.

Porque me aprisiona la pena contra el hormigón

si no te lo digo hoy

al verte.