Que vengo a pedirte perdón
la sombra de la que emerjo
lo constata. Alfabeto ruinoso
y adocenado, donde sobrevuela,
un viento oscuro y lluvioso. Que
me sobrepongo a la desidia
de los días sin esperanza, para pedir
perdón por existir, simplemente, por
ello. Vengo a pedirte perdón,
con toda la oscuridad del mundo,
del mundo que se ha abierto, como una caracola
sin ruido, en el cemento-.
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