Porque a veces
cuando te miro a los ojos
encuentro el lugar
más tranquilo del mundo
y me enamoro
otra vez de ti
una y otra vez
como el día en que la luz
de los astros nos bañaba
y nuestras caricias se convertían
en el polvo estelar
que siempre debieron ser
como las noches
en que las palabras no rimaban
y nuestros labios eran la poesía
que a todos nos hace falta
alguna vez
Como cuando los silencios
en nuestras manos se acostaban
y solidarios sonreían
como siendo cómplices
de nuestro ser.