El viento otoñal
convierte la hojarasca descarrilada
en un almacén de mariposas,
como el alma
siguen al sigilo divino
resistiéndose a su regreso,
embebe olvidos,
teje suspiros,
tañe el tiempo iluso
bajo el muérdago celeste,
falena sorda y orejuda
que hace del gris su guedeja,
funambulista sonámbula
del rocío,
fiera romántica
Aladino de la electricidad,
hoy que toda farola
espera al plenilunio
para alumbrar.