¡Ea, perfido machista,
retrógrado y egoísta!
¿Qué crees que somos las damas?
¿Solo retaguardia y mamas?
Yo no seré tu trofeo
ni tu objeto de deseo.
Si es tu urgencia revolcarte,
golfas hay en cualquier parte.
No lavaré tus calzones
ni tus sucios pantalones.
No cocinaré asado
ni lavaré tu excusado.
No voy a abombar tu ego,
gaznápiro mujeriego.
Si estás barrigón y añejo,
no aplacaré tu complejo.
No voy a esperar de noche
a que llegues tú, fantoche,
hediondo a ron y a tabaco
y más peludo que un macaco.
De tu puño tan cobarde
ya no podrás hacer alarde.
Si te sientes tan sobrado,
pégale a tu apoderado.
No faltará la ramera
que quiera tu billetera
y que cuando esta se vacíe
de tu falo ya se hastíe.
Yo, por mi parte, dichosa,
floreciendo como rosa
porque tu hombría patana
se me olvidará mañana.