Hombre de acero, levanta tu aliento;
Con el polvo de tierra alza tu sonido;
Para que se oiga a través del mundo;
Las muertes eternas de aquel intento…
De aquel hombro mutilado del ayer;
Hilvana tus pasados en el atardecer;
Para batallar kilómetros olvidados;
Que son ecos, caminos manchados…
Que se disfrazan en valles extensos;
En ropas antiguas parecen tiempos;
Parecen tallos secos del amanecer;
Que Golpean tejidos del atardecer…
De las razas indígenas es quien llora;
Es quien sangra aun cuando respira;
Aun cuando las páginas son grietas;
Son historias que visten los poetas…
Recogen el pan del día y alzan voz;
Para calmar la sed, de aquel feroz;
Es quien batalla a ejércitos lejanos;
Con los labios callosos, carcomidos…
Es quien sujeta la bandera libertad;
Como un sentimiento de voluntad;
Azotando el cadáver de los espejos;
Maltratan el ojo humano a lo lejos…
Pisando llantos con silencio profundo;
Castigan los tiempos en este segundo;
En generaciones de las manos heridas;
Es quien gana victorias y contiendas…
Levántate mirando el cielo infinito…
Puños de acero…