Inmersa, en el horror del vacío,
laten con escasez las campanillas,
que dejan atrás las imaginadas huellas,
guías de un decrépito desafío.
Hoy, llena de libre albedrío,
reinante, creativa y sin plantillas,
arrojo mis lánguidas zapatillas,
mientras ante la multitud confío.
¡Podrías venir a buscar cada año,
en el cuartel de los secos recuerdos,
la memoria que te convirtió en sueño!
Amado mío, no seamos absurdos,
levantemos el próximo peldaño,
y vivamos por el bien, motivados!
Galilea Reina