No persigo de Dios benevolencia
para darle al mas débil mi consuelo;
me motiva saber que mi conciencia
sabe dar del amor su suave velo.
No mendigo tampoco su indulgencia
del castigo infernal y su flagelo;
ni suplico a su gran omnipotencia
el gozar de la gracias de su cielo.
Caminar de piedad la bella senda
sin espera de un premio glamoroso;
es del bien disfrutar sus bendiciones,
y le ofrezco a la vida como ofrenda
de bondad lo mas noble y generoso,
sin ayuda de oscuras religiones.
Autor: Aníbal Rodríguez.