Todo el desorden del mundo
El caos de estar vivo y no enfrentar el dolor
De no querer retirar ninguna corona de espinas
Vivir con una sombra engrandecida
Limitada por una culpa desgastada
Quisiera la decisión última de mis sueños
Bajo qué teoría solo necesitamos un pequeño hábito
Si la frecuencia del dolor se extiende hasta tu alcoba
Al refugio que por noches soñamos compartir
No sé quién soy
Porque respiro entre suspiros tu silencio
Una necesidad de ti en el presente y el futuro
Desearía sostener la eternidad que anida en tus labios
No encuentro explicaciones ni consuelos
Me remito a escenas que justifiquen el dolor
Pero vuelvo al mismo punto en este laberinto
Que extraño con la piel y la carne
La caricia de los pétalos de tus manos
Tus labios en las hojas
Tu resistencia a los conejos