ubik

EL TÚNEL

En los vestigios del orbe

se traga espuma 

para flotar y eludir 

las formas carnales

del desencanto,

sentirse como la visionaria e impredecible 

criatura 

que la muerte deja a su paso,

entre la luz fornicadora 

de las piscinas 

penúltima  parada del sol,

y el paisaje nocturno 

clavado a la geometría 

del instante,

alas del ocaso

de sangre intacta 

que usan los ángeles 

sin modales

para alcanzar nuestro corazón 

casi romo,

horizonte onírico de la fe,

el Edén aparece más pasadizo

que escena,

según se nieguen 

las cadencias encarnadas 

del aliento.