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Delirios...

Delirios…

 

Me dejo llevar por la melodía,

me subo a sus arpegios y vuelo,

me elevó hasta el cielo…

y siento el infinito tan cerca…como de mi propiedad,

como si fuera de mi pertenencia,

hasta lo concibo finito…y lo declaro mío.

Parece alcanzable…hasta se siente entendible.

 

Y me extasío de su cosmos…

al son de esa dulce armonía…

que idiotiza mis sentidos,

y los envuelve de gracia…y los hipnotiza.

 

Me siento navegar por los confines de lo inesperado,

indagando por los rincones de lo inadvertido,

y me encapricho en escribirle a lo sempiterno,

y le dedico mis versos a lo inaudito.

 

Perdí la voluntad,

he sido embrujado por su tonada…

y la magia de sus sonetos me han capturado.

 

Y, como no rendirse a la majestuosa belleza de su ritmo.

 

Perdí la autoridad,

y he sido cautivado por la hermosura manifiesta     de cada compás.

 

Es como caer en un huracán de emociones furtivas,

de perfección solemne…

de oculta intención…que trastoca los sentimientos.

 

Me siento inspirado…y viajo trepado en esa música de ensueño.

 

No puedo parar de construir poesía a ese idilio.

 

Es indescifrable lo que puede provocar el poder de su encanto.

 

Aquella música electrizante me ha confundido,

se ha apoderado de mi silencio…

a alborotado mi soledad…

a desconcertado mi paz…

y me ha enredado en un imperioso deseo…

de esa divina sinfonía…

de ese delirio de melancolía solaz.

 

Que misteriosa y tenaz puede resultar la vida,

que ilógica e incoherente,

paradójica vida…

al dejarse maravillar de una melodía de amor…con alma de dolor.

 

Delirios…