Es que te busco
y quiero que me veas
cerca, a tu lado.
Para que sientas
la voz que se me ahoga
en la garganta.
Pero doy pasos,
avanzo entre la niebla.
No te diviso.
Hay una bruma
que ciega mis pupilas
y nada veo.
Mis manos siguen
un norte imaginario
tras de tu cuerpo.
Toco el vacío,
la nada y el silencio
son la respuesta.
Arriba el cielo,
la noche tan oscura
y sin estrellas.
Yo sigo solo
buscando en el camino
a tus pisadas.
Quizás encuentre
un banco abandonado
para dormir.
Si lo consigo,
ya cerraré los ojos.
No quiero más.
Rafael Sánchez Ortega ©
22/12/22