Embriagado en idilios tempestuosos
he tenido de amor sus primaveras;
y a la luz de mis tórridas quimeras
he bebido sus vinos deliciosos.
Empapado en delirios borrascosos
de pasión disfruté sus borracheras;
y al compás de caricias hechiceras
me ofrecieron momentos majestuosos.
Las heridas que algunas me causaron
las curé con templanza resiliente;
y las penas de pronto se quemaron
en las brasas de un lecho incandescente;
y a pesar que mis lágrimas brotaron
¡he vivido mi vida plenamente!
Autor: Aníbal Rodríguez.