El aire rebotaba y entraba en mi ser.
Lo sentía bajo mis pies.
La fuerza del viento acariciaba mi piel
Me decía susurros que intentaba comprender.
Pasaban fugaces sin poderlos detener.
Lucía cómo un gran astro de brillo candente.
No había nada que lo pudiera oscurecer.
Era frío y calor que quemaba, que derretía por doquier.
-Barahona M.