¡Oh! Tan delicado y suave
Tan detallista y amador.
Las flores son de tu inspiración,
mi cuerpo es tu habitación.
Siempre voy contigo,
tu calor es mi abrigo,
tú mi verdadero amigo.
Ya... no estoy frío.
Eres el dulce silbido
que acaricia mi oído.
Viento recio que soplas
avivando mi garganta.
Es mi boca tu amor
que anuncia tu perdón.
Recoges al vil y débil,
no me pasó.
En el conticinio
es hermoso pensarte,
desear soñarte, sin
dejar de pronunciarte.
Aunque digan
que soy un nefelibato;
ver el arrebol,
es ver tus manos.
¡Oh! tú mi acendrado,
tres veces Santo.
No aceptarte es un pecado,
tómame y hazme mi amado.