Al mundo lo aniquilan lentamente
las garras poderosas de ambiciones;
y sórdidas y absurdas religiones
nos venden un señor omnipotente.
Fenecen esperanzas diariamente,
de aquellas tan soñadas bendiciones
de paz y libertad, cuyos pendones
destrozan los tiranos totalmente.
En una interminable y larga espera
orar a sus creyentes los ha visto;
que llenos de piedad y fe sincera
anhelan la llegada de su Cristo;
que un día la justicia prometiera
con noble y gran poder, de luz provisto.
Autor: Aníbal Rodríguez.