DUERMEVELA
Noches, noches, noches
de
desesperantes elucubraciones
auguran días
de
grises incertidumbres
cuando
la apurada primavera,
incapaz
de
hacer retoñar la naturaleza,
se esfuerza
en
acertar la balanza…
Mí, mi mío, YO!
tambaleando,
deambulo entre la belleza
y
los recuerdos,
mientras
quebradas lágrimas sirven
de
caleidoscopio
a un quimérico paisaje
imposible
de
colorear.
Desesperado
me retiro a mis cogollos
viendo mi corazón
chamuscarse
en
fogata de parda indolencia.