MIGUEL CARLOS VILLAR

DUERMEVELA

DUERMEVELA

 

Noches, noches, noches

de

desesperantes elucubraciones

auguran días

de

grises incertidumbres

cuando

la apurada primavera,

incapaz

de

hacer retoñar la naturaleza,

se esfuerza

en

acertar la balanza…

 

 

Mí, mi mío, YO!

tambaleando,

deambulo entre la belleza

y

los recuerdos,

mientras

quebradas lágrimas sirven

de

caleidoscopio

a un quimérico paisaje

imposible

de

colorear.

 

Desesperado

me retiro a mis cogollos

viendo mi corazón

chamuscarse

en

fogata de parda indolencia.