Villa de cantos y obispos,
que campan en verano
en su buena villa
rodeada de manzanos.
A misa diaria el obispo
entona, y sus feligreses
no perdonan.
Rodeada de muralla
para proteger al obispo
del duque y su pernada.
El obispo desde el pulpito
no calla y da por diezmo
su saldada.
El obispo engalana
su villa preciada,
con castillo palacio,
basílica dorada.
El pueblo lo adora
por ser el dueño
de la villa bona.