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**~Novela Corta - Harta del Amor - Parte II~**

Si Hortensia se siente como un dolor maligno e inconsecuente en el alma devastada de temores inciertos cuando en el camino sube y baja como yoyo en poder vender a su cuerpo. Cuando en el alma se siente como el frío derribando el miedo, el temor y la ansiedad de creer en el alma sosegada por una muerte segura. Y Hortensia se siente como el paisaje de una fría tempestad cuando arde el delirio álgido como la costumbre en querer amar y amarrar el deseo dentro de sus propios instintos cuando arde el deseo de envenenar hasta el alma de un mal sosiego. Porque cuando en el alma de Hortensia se siente como tan fría como el mismo hielo o como el mismo invierno en que sólo pasa por el equinoccio frío e indeleble, si Hortensia en una sola vez en que el silencio no calla lo que debe de callar cuando en su afán de vanagloria se dedicó en fuerte atracción en caer en el trance imperfecto de creer en el alma fría y sin destino alguno porque en el silencio se sabe que calla como calla una gélida mentira, en la cual, se aferra al silencio automatizado de espera intrascendente, la cual, se perfila desde que se cuece en el alma una fría verdad, cuando el alma se siente como un boleto sin regreso. Si en el instante se siente como el mal deseo de entrever una sola razón en la que el alma piensa en que el delirio tiene a Hortensia como una fría, pero, muy necesaria verdad, si en el alma se cuece de ansiedades incoloras como el ademán triste de ver el cielo como tan majestuoso o como un dolor de cabezas, cuando en la insistencia se siente Hortensia como una sola verdad, cuando se da como la certeza en el camino frío y álgido y como un derrumbe que cae desde la mala insistencia en dar con una sola verdad de que su cuerpo era como la mentira y su corazón como la verdad. Y Hortensia dice una vez más que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, y como un silencio que no puede callar así se siente Hortensia, pues, en el embate de dar primero una seria voluntad se siente como una sola brevedad del silencio y más de la certeza viva. Si Hortensia se vio como inmortal y como una letal verdad de que la calle no calla, pues, al vender a su cuerpo era la más certeza de que la calle no debe y no puede callar. Y la calle, una calle que empieza y no acaba de correr en el alma a toda verdad, cuando en el alma de Hortensia se entristeció de un espanto seguro, cuando en el ademán frío no apaciguó la calma ni la calle calló el silencio. Si el silencio debió de callar lo que envenenó el alma con una fría prostitución, la cual, en el embate de dar una verdad quedó como una fría insistencia en dar con fiebres la voluntad de un sólo cuerpo amando como lo es vender el cuerpo en una terrible y gélida prostitución. Si Hortensia se vio como una fría verdad en que el hambre de la verdad se enfrió como el trance de la sola verdad y de que el instinto se vio automatizado a la espera de ver el delirio frío de envenenar el frío dentro de una verdad. Si Hortensia se miró en el espejo dando preámbulo a una década fría y de dos lustros edificando la espera de entrever el delirio frío de una sola verdad en que sólo la verdad se hizo como total es la espera. Y de envenenar el alma se vio Hortensia cuando en el alma de ésa mujer se entristeció de fríos y de gélidos vientos cuando a su alma se vio fría y como un altercado frío destrozando la esencia y la vida en un santiamén. Y fue Hortensia la que un día como dice ella que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, y la calle que era su hogar, la dejó muy maltrecha como una mala esencia donde se ha de llevar la forma y manera de ver el cielo inalcanzable como tan álgido es el frío y destrozando la forma de amar como toda mujer de la calle y sí que era ella, Hortensia era la de siempre, la misma mujer que se vende en la calle, cuando en el altercado gélido, se siente como el desastre de ver el cielo inalcanzable como una forma de amar en que ella no queda más ni más, en ser como el alma llena de una verdad intransigente que se siente como la flor de un jardín en soledad cuando a la verdad se siente como un sólo desafío en que la vida se pierde en el alma, una sola insistencia autómata de creer en el alma con una sola verdad insistente, pero, faltando a un sólo mal deseo de ver a ese cielo lleno de bondades, pero, tan inalcanzables. Cuando en el delirio frío y adyacente entre el alma de Hortensia y ese cielo donde ella cree pasear, pero, no es así, su instinto le dice que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, cuando el silencio es uno y sin poder saber de que su esencia calla como calla un sabio, pero, su corazón grita que es la mujer de la calle cuando en el mal percance de creer de que su alma corre un grave peligro cuando la esencia de Hortensia se enfrasca en una reyerta tan fría como tan álgida es el tiempo en cada suspiro como haber ganado a su alma llena de frío, pero, en la reyerta su corazón pierde un sólo deseo de ver el cielo inalcanzable como poder haber recorrido la calle como un yoyo sube y baja, mirando y observando a la calle desde una perspectiva de miedo, asombro, temor, horror y desavenencias cuando en el frío se siente como poder desbaratar al hielo de su alma tan álgido como poder ser una mujer de alto calibre. Cuando el cielo es perfecto, pero, las nubes son como el algodón temiendo caer suavemente sobre la piel de Hortensia. Y Hortensia se siente como tan perdida como el tiempo en el reloj cuando el alma de Hortensia sabe una cosa que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, cuando su alma sabe de un silencio que la calle no calla cuando su alma no pierde ni un segundo en amar como está Hortensia harta del amor. Hortensia, harta del amor, se vio como fugaz es el viento tan impetuosa como la tormenta, enfrascada de ésos hombres y nerviosa por la ira de poder ser la mujer de la calle y calla la calle como no calla la vida. Y Hortensia se vio cansada, extenuada y fríamente indeleble como el mismo hielo en que se aterra el frío como ese mismo hielo en la piel y sin poder desatar la furia o la euforia de una sola verdad en que Hortensia se siente devastada. Y Hortensia mirando siempre a la calle como un sube y baja, o como un yoyo queda recorriendo de punta a punta la calle donde ella vende a su cuerpo. Y Hortensia mirando siempre a la calle por donde ella recorre de pies a cabeza y de cabeza a pies cuando los hombres la buscan al comprar su sexo y en caricias subrepticias se siente el alma de Hortensia atrapar un deseo. Cuando Hortensia se siente desapercibida, herida, devastada, y mal consecuente sin consuelo se siente Hortensia como destruir la alborada en un solo destino y tan frío como el haber amado a ésos hombres. Y sintiendo en suave desenlace de querer amar sin poder haber sentido de que ésos hombres queden con el amor, sexo, cuerpo, alma y corazón de la mujer de la calle. Cuando los hombres de esa calle por donde sube y baja la mujer de la calle como un triste yoyo. Y desnudando la vida y más a la mala suerte de ir y venir, lejos de la pura realidad, pero, por sostener a la vida, se enfrió el desafío de creer en la mala suerte de una mujer de la calle la que dice que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, cuando en el instinto suave y delicado como toda nube de algodón, era como el silencio si se fue de la vida y más de la mala suerte en saber que Hortensia, se enfrió su destino en que el suave murmullo se electrizó la forma de todo como aquella vez en cuando el deseo se aferró a la mala insistencia en saber de que el mundo se aferró a la cobarde atracción de dar un mal alarde entre sábanas curtidas por el mismo sol, que hoy le sirve como luz en el alma sosegada de un sólo mal tiempo. Cuando en el tiempo y más en el alma de Hortensia y como un sólo saber desnudo, y de un oasis de invierno soslayando en la pena en querer entregar el alma en el ademán y tan frío como correr dentro del universo frío y sintiendo el coraje de creer en el alma en una sola verdad y tan fría como el viento o como la noche dentro del destino. Cuando por aferrarse a la mala insistencia en saber de que el instinto de Hortensia y sin poder saber que el destino es como un imperio entre los ojos de Hortensia, si en el altercado frío y devastado se aferró a la mala desavenencia y sin poder saber del destino álgido como el del viento frío y mal sosegado cuando en el desatino se convierte en un ademán y tan frío como el ir y venir lejos de la verdad. Si la verdad era como ella dice que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, por un silencio devastador en que sólo es como la vida o como el corazón, pero, la calle no calla lo que quiere el alma. Si Hortensia se vio electrizando la espera inesperada de creer en la calle llena de hombres que acechan a su cuerpo destrozando al único corazón amando lo que aman y desean los hombres al cuerpo, sexo, vida y corazón de una mujer de la calle. Y Hortensia lo tenía todo de que el mundo fuera como ella pretende ser sin pensar de que ésos hombres quieren lo peor en sus vidas marcando una mala trascendencia. Y Hortensia lo tiene todo y sin saber de que el tiempo y más en que los hombres buscan de ella al sexo vendido cuando en la reyerta se siente como un mal desenfreno cuando en el tiempo y en la noche se siente como un mal desafío. Cuando en el imperio de los ojos de Hortensia se aferró al tedioso mundo de la prostitución cuando en el tiempo y más que en las noches se siente como un frío sin sentido cuando en el inmenso tiempo se siente como desapercibido cosechando un sólo destino sin más ni más. Si Hortensia siente como un mal desafío subir y bajar del imperio de sus propios ojos cuando en el instante se aferró al destino sin fríos sólo sintiendo el calor de ésos hombres que la acarician con caricias subrepticias. Solamente ese calor lo percibe desde su propio interior soslayando en el tiempo como en la mala osadía de creer de que el instante se aterra al mal deseo en converger lo que el tiempo requiere. Y ese sol no calla ni calla la calle como calla la vida en que el deseo es como el calor dando preámbulo a un círculo dentro de su propio interior, pero, ¿y la piel, dónde queda?, sin sentido, sin sexo y sin conmiseración alguna desafiando que está harta del amor. Y como Hortensia está harta del amor, ¿qué puede hacer una mujer con tantos hombres?, si en el altercado frío de un instante gélido se siente el calor en una sola piel sin destino ni sentido. Si Hortensia está harta del amor buscando una bella osadía que por el día se aterra al sentido sin sentido cuando queda en lo prohibido un sólo sexo. Cuando en la reyerta de un tiempo en que sólo el corazón tiene como una bondad limitada de latidos cuando desea amar, pero, queda sin amor alguno en el mismo centro del corazón. Una noche desierta como el desierto invisible, imaginativo, en numen fraguado se siente como el ir y venir lejos de la mala insistencia. Y como un altercado álgido en la piel se siente como un frío destino sin saber de que la frialdad de su corazón se siente como la piel sin sentido. Hortensia se vio indeleblemente fría, zozobrando un altercado entre razón y corazón haciendo sentir el deseo de atraer el calor en caricias subrepticias de ésos hombres cuando son imborrables en la piel. Cuando en el instinto se siente como un mal deseo de sentir el suave murmullo de una calle, pero, de la vida no cuando la vida calla lo que la calle no calla. Y se dice ella nuevamente que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, y sí que era tan cierta la frase que su interior derrama un sólo buen sentimiento por esa misma calle que la acogió como prostituta. Y como siendo prostituta así fue toda su vida queriendo enaltecer su sexo, pero, quedó empobrecido, sin sentido y en lo prohibido de un sólo cuerpo en que el silencio se vio aterrado en un sólo desafío en que ella dice que… -“la calle no calla lo que la vida calla cuando el silencio sabe que es tan sabio”-, cuando la calle fue la perfección de la enseñanza en su empírica existencia. 



Continuará……………………………………………………………………………..