En una choza sencilla,
Del pueblito viejo existió
Un roble que dio su semilla
Y solitario se marchitó.
Aquella historia legendaria,
De mi abuelo centenario
Llego como fuente primaria,
De un viejo pirata temerario.
En el patio de la casona,
Bajo la sombra del guarumo
Mi abuelo hablaba de la pelona,
Y de su pipa salían anillos de humo.
De las cotizas y enaguas,
A mi abuela socorro exhortaba
Que no sucediera como el paraguas,
Que en medio de la sala estorbaba.
En el regazo de su vieja silla
Pareció me mirar su figura
Renegar por su eterna pesadilla,
Que lo alejaba de su buena fortuna.
Inmerso en su meditación,
Se olvidaba de su bastón
El que lanzaba sin contemplación,
Al hocico del viejo rémington.
Fue el rincón de mis abuelos
Escenario de muchas pilaturas
De niños que corrían como polluelos,
Para recoger las guayabas maduras.
Por el tiempo un melancólico paseo,
Llenome de nostalgia
Convirtió se el pasado en un museo,
En donde la vida ya no se presagia.
Ángel R. Anaya
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