Sobre de un puente colgante
se bifurcan dos caminos:
el de una vida galante
y el de un divino destino.
Podemos quedar varados
pero abajo hay un abismo
donde sueños fracasados
nos infunden pesimismo.
No me voy a detener
y aunque no es cuestión de suerte
el mejor voy a escoger,
porque debes convencerte
que un puente inicia al nacer
y termina con la muerte.
Mas si muero no termino
hacia Dios va mi camino
RelativamenteCierto
©Violeta