Caminito de risco,
me entrego al vertigo
de tu fragancia serrana,
hasta perderme entre tus nubes.
Sos el sol, la brisa, la flor
y su energía en constante movimiento.
Y yo, soy un peregrino en tu piel,
acariciándola con los pies desnudos,
dando en reverencia mi suave andar.
Viajo en tu cálida luz,
descanso en tu fresca sombra.
Soy del susurro de tu aliento
un poema que va de regreso a vos.
No sé dónde empezamos ni terminamos,
somos el horizonte y la vista
dando vueltas perfectas
en la danza de la realidad.
Somos un remolino de polvo
trascendiendo a los cielos.