Ya nada pido,
te fuiste y me dejaste,
solo y perdido.
Pero es la vida,
me digo mientras sangro
por esa herida.
Mira adelante
hay luces en el cielo,
y es un instante.
Tú continúa
no temas la galerna,
solo es garúa.
Que la sonrisa
aflore entre tus labios,
sin mucha prisa.
Y la mirada
que escarbe el infinito
ilusionada.
Quizás la quilla
encuentres del navío
con su barquilla.
Y si me apuras
un beso y un abrazo
y uvas maduras.
Pero no llores
ni seas prisionero
de tus amores.
Sin despedida
no pidas, lo imposible
no se mendiga.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/12/22