Oh qué broma es ésta
torturas la lánguida melodía
con tu opacidad de lenguaje
la estrategia de un estulto
inutilizando su material virginal
con brillos y destellos
esa broma insaciable, protestada
por incansables juncos.
Flexibles sueños los que ocuparon
tu mente. La exigencia doctrinal,
antepuesta a tus pies turbios cansados.
En mi mente todavía ocupan exceso
de espacio. Sí! Aun brillan su locuacidad
y sus estentóreos trinos caníbales.
Oh sí, qué broma es ésta.
Después de las mejillas siempre está el cráneo.
Los flecos de su estampilla valerosa
mancillan mis ropas estranguladas.
Labios que estancan sus preciosas somnolencias.
Realeza de mi estirpe muerta en baúles secretos
ese aire de bodegón instintivo de apetito que fulge.
Siempre está el cráneo. Su solidaria y concisa
estirpe. Me gusta saborear la lírica
mampostería. El adobe de los objetos circuncisos.
Círculos objetivos me catapultan a los labios
palabras y palabras inútiles, ineptas;
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