Soledad, tu destino se ató al mío,
desde tiempos, en que yo era un niño.
Ahora, más insensibles, mis sentidos
hacia ti se vuelven, buscando quizás
un terciopelo marino, o una seda
antigua, como de pecio. Soledad,
triunfo del que fracasa, en la sociedad,
límite que pocos se atreven a atravesar
sin corromperse por completo. Soledad,
divino tesoro-.©