El sonido del tren se disperso,
Entre las salientes placas metálicas de la estación,
El silencio, fuera de los sonidos normales de la ciudad los cubrió,
La franela roja de una bufanda le caía en el rostro,
Poco a poco como quien da sus primeras miradas al mundo, cuando bebe.
Solo para ver unos penetrantes ojos vinos,
Esbozo una sonrisa,
Mientras recogía su bolso del suelo,
Pronto la sonrisa se convirtió en seriedad,
Y luego en frustración.
No pretendo de ti saber nada,
Apártate que no es problema tuyo mis decisiones,
Dijo mientras lanzaba una cruda mirada,
Sintiéndose abatido por perder su oportunidad.
Ambos se encontraban ya de pie,
Ella le miro después de escuchar sus frías palabras,
Y dijo, algo enojada, podrías agradecerme,
Agradecerte, si no has hecho nada bueno, le replico rápidamente el,
Tu vida salve, eso me podrías agradecer,
Acaso salvar a quien no conoces te hace buena persona, ¿porque?.