I
Decidimos no vernos hoy
Para que mañana el reencuentro sea inolvidable
En tus brazos buscaré la salida del laberinto
Atado a tu cuerpo me lanzaré sin paracaídas al vacío
Y recorreré tu piel hasta el amanecer
¿Son esas alas de ángeles tatuadas en todo su esplendor?
¿Te excitas con solo ver cómo mi rostro se funde con tus caderas?
¿Son estas las cicatrices qué dejó el amor?
¿Es esta la ternura qué prometiste al desearme como pareja?
Sálvame de esta locura que causa tu ausencia
No encuentro la salida y en mí reina la desesperación
Solo tú sabes como rescatar esta alma que se pierde entre las sombras de la ciudad
¿Es este el grito qué retumba cuándo alcanzo tu interior?
¿Son estas las lágrimas qué derramas por el dolor?
¿Eres el camino de salvación qué se abre alrededor?
¿Buscas y buscas mi cuerpo para aplacar el rencor?
No veo más salida que dejar mi cuerpo y viajar hacia ti con mi imaginación
No hay retorno en este viaje melancólico que se llena de pasión
Incontables paradigmas que se escapan con precisión
¿Es esta la primera vez qué disfrutas con mi sufrimiento?
¿Cómo sabes que se dónde tocarte para qué explotes de pasión?
¿Crees qué no veo dónde guardas el sentimiento?
¿Es este el escondite dónde guardabas mi corazón?
II
Los sueños me transportan hacia Ella
Tránsito etéreo por paisajes que surgen desde la profundidad
No hay sombras, la luz que Ella transmite es como una carpa infinita
Aun despierto junto a Ella noto los destellos oníricos que se cuelan, caprichosos duendes traviesos, intrusos de la realidad
Es con el dulce aroma de su cuerpo
Y la perfecta textura de su piel que puedo viajar en alas de ángeles
No existe ningún otro instante
Todo se detiene en perfecta sincronía
El momento único en que el silencio reina en la noche
Nocturno elfo mágico que encanta con sus hechizos
Eres quien detiene el tiempo
Eres quien opaca las estrellas
Eres quien controla el rumbo de mis sentimientos
Eres quien me guía con un faro que se levanta entre las olas del mar
Como quisiera que te quedaras para siempre
Pero los días pasan, y nuestro tiempo se acaba
III
Este es el hogar donde reina la locura
Hay muchos enfermos encerrados, pero ninguno quiso buscar la cura
Las hojas marchitas cubren el camposanto
Donde descansan los que habitaron la noche
Inmóviles en sus árboles siguen esperando
No hay rastro del ángel de la muerte
Hasta él tiene miedo de perder su poder
Al ver que yo me encargo del lugar
No suplica misericordia
No pienso pelear
Con el tiempo descubrirá que solo estoy de paso
Vivo en un mundo diferente
Al que los demás quisieron habitar