Raúl Bonilla

Diciembre 15

I

Decidimos no vernos hoy 

Para que mañana el reencuentro sea inolvidable 

En tus brazos buscaré la salida del laberinto 

Atado a tu cuerpo me lanzaré sin paracaídas al vacío 

Y recorreré tu piel hasta el amanecer 

 

¿Son esas alas de ángeles tatuadas en todo su esplendor? 

¿Te excitas con solo ver cómo mi rostro se funde con tus caderas? 

¿Son estas las cicatrices qué dejó el amor? 

¿Es esta la ternura qué prometiste al desearme como pareja? 

 

Sálvame de esta locura que causa tu ausencia 

No encuentro la salida y en mí reina la desesperación 

Solo tú sabes como rescatar esta alma que se pierde entre las sombras de la ciudad 

 

¿Es este el grito qué retumba cuándo alcanzo tu interior? 

¿Son estas las lágrimas qué derramas por el dolor? 

¿Eres el camino de salvación qué se abre alrededor? 

¿Buscas y buscas mi cuerpo para aplacar el rencor? 

 

No veo más salida que dejar mi cuerpo y viajar hacia ti con mi imaginación 

No hay retorno en este viaje melancólico que se llena de pasión 

Incontables paradigmas que se escapan con precisión 

 

¿Es esta la primera vez qué disfrutas con mi sufrimiento? 

¿Cómo sabes que se dónde tocarte para qué explotes de pasión? 

¿Crees qué no veo dónde guardas el sentimiento? 

¿Es este el escondite dónde guardabas mi corazón? 

 

II 

Los sueños me transportan hacia Ella 

Tránsito etéreo por paisajes que surgen desde la profundidad 

No hay sombras, la luz que Ella transmite es como una carpa infinita 

Aun despierto junto a Ella noto los destellos oníricos que se cuelan, caprichosos duendes traviesos, intrusos de la realidad 

 

Es con el dulce aroma de su cuerpo 

Y la perfecta textura de su piel que puedo viajar en alas de ángeles 

No existe ningún otro instante 

Todo se detiene en perfecta sincronía

El momento único en que el silencio reina en la noche 

Nocturno elfo mágico que encanta con sus hechizos 

 

Eres quien detiene el tiempo 

Eres quien opaca las estrellas 

Eres quien controla el rumbo de mis sentimientos 

Eres quien me guía con un faro que se levanta entre las olas del mar 

 

Como quisiera que te quedaras para siempre 

Pero los días pasan, y nuestro tiempo se acaba 

 

III 

Este es el hogar donde reina la locura 

Hay muchos enfermos encerrados, pero ninguno quiso buscar la cura

 

Las hojas marchitas cubren el camposanto 

Donde descansan los que habitaron la noche 

Inmóviles en sus árboles siguen esperando 

 

No hay rastro del ángel de la muerte 

Hasta él tiene miedo de perder su poder

Al ver que yo me encargo del lugar 

No suplica misericordia 

No pienso pelear 

Con el tiempo descubrirá que solo estoy de paso 

 

Vivo en un mundo diferente 

Al que los demás quisieron habitar