Hoy en que el dolor no cede y no deja nacer la certeza de la esperanza
pero tampoco la puede matar porque sus raíces son tan fuertes y bellas
como el roble que sostienen.
Me acuerdo dulcemente de ti y me duermo tranquilo y en paz medio de un blues que solo escucha mi alma recordando tu mirada de alma buena, esa manos que se hacían una para hacer su trabajo con amor y pasión,
para amar y para orar en una coherencia que edificaba,
esa paz que transmitías al estar cerca de ti al oír tus palabras y escuchar tu voz y cuando cantaba la belleza de su alma se volvían melodías-
Ese carácter dulce y noble pero que se volvía fuerte y combativo para defender sus ideales, ese intelecto agudo que nos enseño a hacer coherentes con lo que pesábamos y lo que hacíamos disciplina de militar y dulzura de flor para comprender y acoger al caído, ya no estás con nosotros físicamente, pero hoy que el corazón ha atravesado un desierto de humo y polvo de melancolías que ha atacado a la esperanza pero no lo han matado ni la mataran de eso estoy seguro porque las semillas que sembraste en nuestras almas están más vivas que nunca princesa y guerrera.