Como el temblor
antes de igualarse a la belleza,
padeciendo efemérides
sin esperas,
Con toda la desesperación
de despojar a la palabra de lo impensado
como si el verbo
nunca aconteciera,
solo la redención de un sueño
hecho de voces sueltas,
como ascuas,
cosidas a la incertidumbre
que me enseñe a desaparecer
besando pavesas.