Leoness

Junto a la Entrada

Junto a la entrada

mi cabeza giraba

de las heridas nocturnas,

varado el cierzo .

 

Mi lengua lamía

la sombra ígnea,

que de los cristales

se escurría por entre

fisuras de hiedra

 

El perfume  a  arsenopirita

surgía y evaporaba sobre

la rejilla del mechero bunsen

crepitando, exposición solaz.

 

Desazonado, las ventanas

abiertas de par en par, hasta

que el aire emulsionó los pétalos

del cuarzo rompiente violeta

 

En la probeta, los pensamientos

hervían, lúgubres pesadillas,

amargas realidades, oquedades

 

La ebullición evapora, y solo

el residuo estéril aparece libre

para depositarlo inerte,

sobre la orilla del mar, meciéndose

 

¡Allá deje, el opaco sedimento!