He perdido la percepción de niño,
una sensibilidad para reconocer el amor en los ojos,
esa sutileza en la sonrisa y la necesidad de abrazarte, de besarte.
Conocerte, mi amor de primavera,
convertiste mi vida en un infierno soñado.
Noches de ausencia y versos desgastados que no tenían final
en un tiempo donde te extrañaba hasta las lágrimas.
Recuerdo esa capacidad en mi corazón
de sentir que vos, naciste conmigo.
Me regalabas versos, me sonreías,
sabía que allí estabas, me verías
por que yo, antes de conocerte,
te estaba amando.