Lourdes Aguilar

ES

Como una fuente de luz inagotable

Bruma celestial donde desaparecen las congojas

la nube donde posar el pie y soñar despierto

Elíxir que mana en torrente fresco

Es, proclaman los dichosos

La zarza que arde en llamas sin consumirse

Quienes se bañan en sus aguas

E irradian energía desconocida por sus poros

Sin origen, porque siempre es y ha estado, dicen

Dichosos son y tan pocos quienes llegan a descubrirlo

Es guía en noches tenebrosas

Es el plasma, la onda, un color o un sonido

Llega sin saber de donde

          Atravesando la agonía con paso cristalino, luminoso

Y al ser desfallecido ordena: “levántate y anda”

Las manos torpes, usureras y egoístas

Reblandecen y tiemblan ansiosas de caricias

Los labios apretados en muecas amargas

Dibujan furtivos una sonrisa

Unos ojos cansados de abrirse y sopesar

Hartos de los caprichos y las formas

Se abren asombrados ante las fisuras

Que una realidad mayor a la suya

Rasgó por todas partes

Ahora miran admirados más que lo evidente

son los pinceles del enorme lienzo

que alguien puso en el caballete

Hay tiempo, ese no termina

 dice en su latido el corazón