Nuestro amor es así...intermitente…
discontinuo por momentos,
unas veces si…y otras veces nada…indiferente.
Nuestro amor es un bramido de pasiones impetuosas,
una lluvia de deseos contenidos,
y de pronto…sin razón…una guerra de silencios…
que no cede,
testarudo nuestro amor disimula lo que siente,
se escabulle entre suspiros,
y va jugando al escondite…
irresponsablemente…
al extremo de la desilusión…
avivando el resentimiento,
a punto de la frustración…
intolerancia recargada…
inconsciente,
al filo de la indiferencia.
Pero a pesar de todo…
nuestro amor es veraz…
es cierto…
se siente…
palpita fuerte como un estruendo,
late atropelladamente…pero vive,
se emociona y se vuelve incontenible,
se enciende y quema…
quiere explotar de euforia…
quiere salir a coincidir en un encuentro…casual…inesperado,
se pone feliz… y sueña…
pero despierta y sufre…llora…
se moja de lágrimas…
y cae en la apatía,
se desencanta y se encapricha con el olvido.
Nuestro amor incomprensible…
inconstante…antojadizo,
se ha vuelto frágil…
casi un caos…insostenible…
incontrolable,
está presente en cada insomnio,
este amor raro…
amanece trasnochado…
el mío junto a usted…
el suyo aquí a mi lado.
Nuestro amor inevitable…
se hizo permanente…
necesario… indispensable.
Nuestro amor imperfecto
se está volviendo como el aire…
irrenunciable,
como el agua…imperiosa…
se está haciendo inmortal…
se nos hizo inolvidable.