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**~Novela Corta - Corazón en Pedazos - Parte II Final~**

Fue el peor momento entre la vida de Blanca y su esposo Rogelio cuando Blanca pudo saber de la infidelidad hacia su corazón y el corazón en pedazos permanece desnudando el altercado de amar bajo la sombra de ese cruel engaño. La vida de Blanca se torna desesperadamente transparente cuando ocurre el mal momento en que sabe la impoluta verdad. Y se aferra el desastre de creer en que se cuece de verdad el alma cuando se siente la infidelidad correr entre las venas ardientes de pasión, de amor y de calor subrepticio cuando el temor se aterra a sentir el amor en la juventud y así lo presiente Rogelio con ésa joven de cuarenta años. La vida de Rogelio se siente marcada, trascendental, álgida y tan indeleble a correr por el amor infiel que desnuda el crepúsculo como un círculo vicioso en dar por terminada una relación de hombre a mujer. Y era Blanca, la de tez blanca cuando en la reyerta de su corazón presiente a su corazón en pedazos, y el corazón de Blanca queda como un blanco por sentir una flecha que acaba con sus latidos. Y Blanca como la rosa blanca del huerto del jardín no marchita en tiempo, espacio ni por amor deseando abrigar a su corazón con un abrigo, el cual, no siente calor. Y Blanca como una rosa blanca en el jardín no calma su insistente corazón amando sin razón a Rogelio sin permitir su libertad. Blanca sabe una cosa que la infidelidad acaba con la certeza de haber amado conscientemente y que no dejará en libertad a Rogelio, para poder marcharse con ésa mujer de cuarenta años. Porque cuando en el azul del cielo se vio la magia del cielo derribando la naturaleza del amor entre Rogelio y Blanca. Y la vida de Blanca dio un nuevo giro transcendental automatizando la nueva espera de creer en la osada osadía de que su marido la engaña y sin apenas imaginar con una mujer de cuarenta años y sin poder tener la legal atracción de acusar a Rogelio y poder divorciarse y tratar de ser feliz sin ese viejo llamado Rogelio, pero, no, no quiso entregar libertad ni condonar la infidelidad de Rogelio. Porque en el embate de dar con la primera estocada fue Rogelio con esa vil patraña de engañar a Blanca. Y la vida de Blanca como la rosa blanca del huerto del jardín de su propio corazón, se vio intransigente, impasible y muerta de miedo por quedar sola después de siete décadas de existencia, no quería quedar en mala soledad cuando en el embate de dar una solución a ese dilema frío se percibe como el trance de la verdad más irreal, pero, tan impoluta como la misma verdad de que Rogelio, sí, la engaña con otra mujer después de tantos años de matrimonio. Si Blanca se petrifica, queda inerte, vacía y con un dolor herido y mal inconsecuente en creer en el combate de dar una rica salvación en hacer creer la inmovilidad y de sus pensamientos, como la pureza de la verdad de que se aferra al desierto efímero de creer que hay salvación alguna en el campo del amor. Porque cuando en el instinto se aterra en ser como una impoluta ansiedad se siente triste y frío como el ademán frío de ver al cielo lleno de una lluvia en tormenta. Si el corazón en pedazos se halla su débil corazón buscando un frío ademán inerte se vio frío como tratando de buscar el imperio de sus ojos mirando al cielo de nuevo fulgor, pero, ni así. Si Blanca trató de sentir el delirio delirante en poder creer en el suburbio automatizado en la exasperación inocua en poder tratar en hacer creer en el amor, pero, si era sólo un amor infiel y, más, por parte de Rogelio. Cuando Blanca en su instinto en ser sólo una rosa blanca en el jardín del huerto y como era ella de tez blanca, y de pálido parecer, y de ojos negros y de cabellos como el negro azabeche, sí, era una bella mujer, cuando jovenzuela, pero, llega la edad adulta y sólo las canas y las arrugas albergan en su vida un sólo instinto salvaje de ver en su carisma a una mujer en senectud, pero, muy radiante en la espera inesperada de creer que la vejez era fea y no es así. Blanca con canas y arrugas ya de una mujer adulta se aferra al instinto salvaje de su solo corazón en pedazos, esperando a que en la alborada calme su exasperada ilusión de ver regresar a casa a su flamante esposo. Cuando en el imperio sosegado de un sólo mal tiempo, se sintió Blanca como el reflejo de esos pétalos de una rosa blanca en el jardín del huerto de su propio corazón. Cuando en el alma se refiere a que el ocaso llegó y se quedó como para quedarse en el cielo de flavo color, pero, no, porque cuando Blanca sabe de la pena del infiel amor entre Rogelio y ésa mujer fue en una alborada llena de un sólo crepúsculo en el día en que sólo siente y se percibe un frío ademán dentro del imperio cuando Blanca acecha con devorar a su insistencia como a su alma. Si en el delirio y en el más delirante ocaso se vio abatida, herida y mal adolorida, porque en realidad se vio con un dolor muy fuerte dentro de su alma y más dentro de su corazón en pedazos. Cuando en el ocaso y en la vida insistente de creer de lo que le ocurrió en la alborada pasará desapercibido, pero, ni aún así, la vida de Blanca se vio funesta y débil como el tormento enfrascando el delirio y el desafío de ver y de saber cómo puede salir airosa de ese trance que le aqueja con la infidelidad de su esposo Rogelio. Cuando apaciblemente cree que su corazón estalla de dolor y de un mal porvenir en que se cree que la infidelidad era para siempre entre Rogelio y ésa mujer de cuarenta años. Si a penas sospecha de que el trance de la verdad se vio mortal y fría como el embate de dar una sola mala insistencia en creer de que su mundo atraviesa por un solo mal dolor y tan adolorida se halla Blanca como la rosa blanca del jardín y del huerto. Si a la impoluta verdad se aferra y se aterra a la magia que vive sollozando en el altercado frío de ver el cielo en un nuevo rumbo completamente distinto cuando piensa e imagina que es por casualidad de la vida que regresará Rogelio a su hogar y que será todo como un mal recuerdo vivido. Cuando en el tiempo y más como el acecho en converger con la ira sosegada de un buen instinto se entristeció de un espanto nocturno porque cuando llega la noche desesperada en un sólo tiempo, si se cosecha la rosa blanca en el jardín del huerto. Cuando en el ocaso se perdió entre escollos de un flavo color en que se esfuma el imperio de unos ojos en tiempo y espacio. Cuando en el instinto frío y desolado como el derrumbe total de un mal insospechado de un ocaso muerto se siente como el dolor el alma, de Blanca y como la rosa blanca en el jardín del huerto de un siniestro cálido y bajo esas sábanas curtidas por el sol de mayo sabe Blanca que Rogelio la engaña y con una joven de apenas cuarenta años. Si Blanca posee a las rosas blancas en su pecho imaginando lo inocuo y lo trascendental, cuando ocurre el desastre de creer en el convenio de dar una sola oportunidad en esa vida y tan desgraciada para Blanca como para Rogelio. Y la vida de Blanca se torna desesperada y mal intransigente como que el delirio delirante de creer en la cosecha de esas rosas blancas que se cultivan en el trance perfecto de la idea más mágica e irreverente cuando ocurre el mal sosegado de creer en el combate de dar una magia única en dar a creer en el desierto efímero en dar una sola oportunidad. Y, Blanca, en una gran oportunidad de vida y de sensaciones buenas cuando ocurre el desastre en dar una rica salvación a esa relación, pero, quedó como cayó en el mismo instinto en dar una sola señal en amar lo que queda en razones inocuas como el trascendental momento en que se da la idea de que Rogelio, sí, la engaña y es infiel en su pobre y débil corazón. Cuando la insistencia en dar una sola cosa o señal, se identificó como el boleto regalado de ida y sin regresos, cuando en el tiempo y sólo al acecho de creer en el desierto frío se siente como el desafío inerte, inmóvil, pero, inalcanzable como que en el instinto se aferra como se aterra y se horroriza el tiempo en que el infiel amor, se dedica en ser como la compasión desnuda de tiempo y de fuerza terrestre en que el amor se aferra al latido del corazón y sintiendo el alma se debe a que el desafío es inocuo, pero, verdadero como el poder de sentir el dolor de un infiel amor como que el deseo se convierte en un sólo cambio degenerando el frío y volver a sentir el calor pasional en cada abrazo del amor entre Blanca y Rogelio. Y desnudando el capricho exótico de la verdad se aferra al deseo en converger una sola verdad en que lo imposible de creer en el embate de dar como el instinto lleno de un sólo horror en que el silencio se debate una solución en querer perdonar sin dar libertad a Rogelio. Y queriendo amar quedó Blanca como la rosa blanca en el jardín y del huerto, esperando a que la magia de un sentimiento se cuece de realidades cuando ocurre el trance de la verdad. Y amando lo que más entristece y se siente como el saber de una mañana fría y desolada, cuando en el ocaso se siente como se percibe en el hálito desnudo y frío de un invierno que no se va en el mes de mayo. Cuando en el perfecto momento se siente como electrizar la razón y se convierte en total desenfreno. Cuando en el combate de dar una virtud en desdoro después de tantos años de vida y más de matrimonio. Si se entrelazó la ira con el perdón y el amor con el odio, porque cuando en el alma se llenó de luces brillantes y en multicolor, se aferró al deseo de perdonar y de olvidar la mala esencia en perecer en esa fría habitación donde guarda el rencor apaciguado de una espera desesperada de que el regreso al hogar hiciera Rogelio, pero, no, aún no. Cuando en el alma de Blanca se entristece de un sólo tiempo en que el deseo se convierte como pasaje de iras insospechadas por creer en el trance de lo inmoral y de la infidelidad. Si en Blanca ocurre el mal desenfreno en dar una insolvente penumbra en sombras de sol y de un tiempo en que el sol se convierte en lluvia sin frenesí. Si Blanca siente en su alma un desconsuelo cuando en el tiempo corre como la lluvia en el mismo suelo deseando abrir el instante en que se debate una mala solución en el alma de Blanca. Blanca como la tez blanca se pierde entre las rosas blancas del jardín y del huerto cosechando unas rosas en el jardín del corazón y amando como nunca se gana en desgana lo que se siente en el alma y fue el dolor en ser como la amante engañada y por la infidelidad de un amor que se fue con otro amor de apenas cuarenta años cuando ésa joven comienza la vida y más el tiempo en apremiar al amor en el corazón. Si ésa joven busca un amor maduro, seguro y triunfante en la vida, pero, se equivocó cuando el tiempo le dió unas horas inertes, inmóviles y pocas como que el amor crece como esa rosa blanca en el jardín, pero, ahora se halla tan marchita como poder perder en el amor. La vida de Rogelio se sintió débil, sin fuerzas, maltrecha, desolada, insuficiente e innecesaria. Cuando la joven no le dio madurez, seguridad, estabilidad ni pasión como Blanca pudo, dio y le ofreció. Porque cuando en el embate de ofrecer una sola impoluta verdad en que se siente como una verdad intransigente y fue que Rogelio era infiel a Blanca. La infidelidad corre por un tiempo en que se siente como un dolor impetuoso, desolado y en soledad porque cuando en el instinto en poder observar el amor en un tiempo por enloquecer al amor se le fue de las manos a Blanca todo. Porque cuando pasa el tren de la vida es que Blanca se siente desorientada, pero, imperceptible como el sol con lluvia. La vida de Blanca se vio inconsciente, devastada, desilusionada y decepcionada con la buena nueva de que Rogelio tiene un nuevo amor, y con la cara triste se debate en un altercado frío, incólume, oblicuo, y sesgado como un tallo de rosa blanca que se corta en medio de todo el jardín y esa era Blanca a la que amó con todo el corazón. Y Blanca con el corazón en pedazos se siente como oblicuamente cortada por la misma raíz del tallo de una rosa blanca y tan marchita como el ir y venir lejos en ese jardín y del huerto. Porque Blanca presiente como poder saber del destino triste sin amor y como la lluvia en el cielo dando por último una lluvia en total desenfreno. Cuando en el trance de lo perfecto se automatizó la espera inesperada en poder sentir el desastre y el altercado funesto de un solo mal tiempo en que el amor se convierte en un trance delirante. Cuando en el ocaso se convierte sin sol con una lluvia en frenesí y más con el corazón en pedazos y los ojos llorosos de Blanca. El altercado se vio frío y desnudo cuando en el imperio se siente como una desolación y tan álgida como la misma lluvia en el mismo corazón. Blanca ama perdidamente a Rogelio y entristece tanto porque el mismo instante se convierte en llanto sosegado y de un tiempo en que se da la misma mala suerte de ser un amor infiel.Y Rogelio con el alma rota, pero, feliz se siente indeleble como un ocaso lleno de buena voluntad desnudando al tiempo y más como el frío en el alma. Porque en el tiempo y más en la vida de Blanca como la rosa blanca en el jardín y en el huerto se perfila de que está sucumbiendo en un delirio desafiante de creer que la rosa blanca marchita por amor. Cuando en el embate se siente Blanca como poder pelear la vida, el amor y más el corazón, pero, el corazón está en pedazos. Y sin saber Blanca que el tiempo transcurre como el mismo desafío en que se convierte la razón perdida en locura y el amor en un odio y tortura. Y Blanca siente que el alma se pierde en un trance delicado como perdido y como un beso prohibido queda el amor en tiempos de un silencio atroz sin poder significar que el tiempo corre como pólvora. Y buscando el amor quedó el instante en que se ama más el deseo envenenando la mala suerte de entrever la sola locura cuando su amor se dedicó en ser infiel como el corazón sin latir por un amor y no como lo homogéneo siendo alma y luz. Cuando en el alma se vio intransigente como el mismo dolor en que se siente como aquella vez en que el murmullo se hizo grito a voces en la ciudad por la infidelidad de Rogelio. Y como un silencio atroz se entristeció Blanca queriendo borrar los momentos pasados en que se siente como poder recordar el mal trayecto del amor infiel de Rogelio. Cuando en el altercado se vio fríamente indeleble como un juego del amor el haber sido un amor infiel y queriendo borrar el tiempo en el alma se opuso al destino cuando el destino se aferró al delirio frío y sosegado. El tiempo se electrizó la forma como un siniestro cálido en creer en que el desafío se cuece de una voluntad inerte, pero, se siente álgida el alma de Blanca. Y como en el instinto se convierte y deja de mirar con ojos en sollozo cuando en el tiempo y en el alma se siente como poder mirar a sus propios ojos y así lo hizo Blanca. Blanca miró a sus propios ojos queriendo derribar la tristeza, la infidelidad, el desamor, el frío convenido, el nudo en la garganta y el odio infiel que siente con su corazón en pedazos. Y se formó el delirio delirante en poder ser fiel a pesar de las más de siete décadas que lleva viviendo en un desafío inocuo. La impoluta verdad se identificó como poder ser incierta porque se enfrasca en una mentira que cree Blanca, pero, la verdad es como el color transparente y translúcido como el agua de cristal o como la cascada del manantial y así es que Blanca cree que es mentira la infidelidad del amor de su esposo. Cuando el tiempo transcurre como la soledad en que se pierde un destino frío como el ir y venir lejos del tiempo. Cuando el ocaso frío se convierte en un sólo desenfreno cuando Blanca mira el ocaso. Cuando en el tiempo se dedica en ser como un suburbio infiel en el mismo corazón de Blanca quedando el corazón en pedazos. Y el corazón en pedazos de Blanca se automatizó en la espera de creer de que su instinto persigue un sólo latido en el corazón amando lo que nunca en el juego del amor y persiguiendo en el trance de lo correcto. Cuando en el imperio sosegado se siente como clandestino el destino como un sólo fuego en el alma queriendo borrar el instante en que se siente como poder saber del imperio de sus ojos y Blanca se siente como sospechar el instante del infiel amor. Cuando en el instante en que los ojos de Blanca saben que el llanto se pierde en que son un fuego devorador. Cuando Blanca en su instinto siente el mismo frío de un solo destino cuando se aterra el desierto irreal en creer en el alma un sólo juego y en la reyerta de creer en el tiempo ocurre el mal desastre en poder ser como sus propios ojos. Cuando el tiempo desencadena las amarras en creer de que el tiempo desemboca en una débil inacción cuando Blanca no cree en el mal tiempo. Cuando en el trance imperfecto se siente como deliberar el instinto en que Blanca siente a sus ojos llorar en el mismo trance en que se pierde el deseo, el amor, la fidelidad y más el corazón. Blanca en el combate y en el afán de creer se identifica como el mismo torrente sanguíneo que corre por sus venas con la plétora de sangre cuando en el tiempo se socava muy dentro de su instinto. Y, Blanca, como una sola señal en el instinto se da como el aire dentro de la misma piel, pero, su corazón en pedazos se abre el corazón en un mal deseo de entrever el llanto y el sollozo como el más ambigüo momento. Cuando en el instante se siente y se percibe como el desastre de creer que en sus ojos de llanto corren las lágrimas vivas de desesperaciones inocuas como los son trascendentales. Y como un fuego latente se enfría el desastre entre los ojos de Blanca como el mismo mal tiempo en que el instinto corre como el llanto entre los ojos. Cuando Blanca y el ocaso se aterra como la misma fuerza en fortalezas sin poder creer en el mal amor en que se siente en el alma sin poder sentir las fuerzas entre dos o más debilidades. Cuando ocurre el desenlace frío y fatal de ver el juego del amor en el alma, una fuerza en el alma y descubriendo en el alma una sola verdad. Y oscureciendo con sombras inertes de soledad se siente como la vez aquella en que el deseo se convirtió en total razón. Si fue como una nueva desventura y en el alma una bondad inerte como el abrir el alma en cada paso del destino. Si fue como el destino frío en que se ganó una insistencia y tan fría como el haber sido la vida de Blanca como el ir con boleto sin regreso. Cuando en una verdad se aferra el desastre de creer en el reflejo inocuo de creer en el alma desnuda de un sólo mal tiempo, cuando ocurre el desafío en dar una sola verdad. Si en el instinto se cuece de ternura y de una gran locura por el amor de Rogelio cuando en el trance imperfecto creó la forma de creer en el embate de dar en el alma una sola insistencia. Cuando a Blanca se le ocurre la manera de ver el instante en dar una fuerza en saber de que el delirio sosegado se convirtió como marchitó la rosa blanca en el jardín o en el huerto, cuando sus cabellos de azabache huelen a rosas clandestinas. Cuando Blanca en el tiempo se siente como el dulce néctar al creer en el alma de saber que el desierto efímero se siente como el pasaje sin regresos. Cuando era Blanca, la mujer de piel blanca, cuando a su vez sintió como la fuerza débil en el corazón en pedazos. La vida de Blanca en realidad fue y será amar verdaderamente a Rogelio sintiendo la fuerza, el amor y la pasión dentro del corazón sintiendo el coraje para amar nuevamente. Y cuando Blanca se siente como un torrente de sin sabor en el tiempo en que la fuerza es débil como el corazón amando en infiel acto. Y Blanca en la camorra de sus siete décadas se debate en crear un torrente de sin sabor obteniendo en su corazón un suave latir tan desnudo como el haber aceptado el engaño de Rogelio con ésa mujer de cuarenta años esperando a que el silencio se sienta como un suspiro y de un respiro en que el juego del amor era de juventud y no de senectud. Cuando en el tiempo se cuece en el alma una verdad de toda una vida, cuando Blanca se siente como un desperdicio y como una sobra de eterno amor. Cuando en el alma se da como una sola virtud en que se mira el alma como los ojos llorosos y como un llanto de lágrima viva por ese amor y se aferra horrorizada de un inseguro y potencial espanto cuando en el instinto se debate una gran impresión desnudando el alma y el corazón en pedazos porque su amor le fue infiel con una joven de cuarenta años, la cual, no corresponde a sentir la suave ilusión de un amor por tantos años de enlace matrimonial. Si en el instinto de Blanca se torna áspero, inseguro, inestable e insaciable como poder ser como el ir y venir de tan lejano el camino hacia el corazón en pedazos. Cuando en el alma se siente como se percibe el instinto que se torna exasperante cuando Blanca ama sin celos a Rogelio y sin otorgar libertad a Rogelio al poseer un divorcio por infidelidad y demostrando que el amor bifurca a dos corazones que se amaron tanto. La vida de Rogelio se tornó seca, intransigente, en soledad y sin amor cuando la joven quiso fiesta, salidas, diversión y vida secular, pero, Rogelio no pudo con su alma sin debate de una espera casi contraceptivo sin esperar a que el tiempo cambiara porque en el instante se siente como soslayar y yace en el mal desenfreno en creer que el tiempo encrudece de un espanto seguro. Y Rogelio en el delirio frío se percibe como el único desastre en poder hacer creer de que la juventud es tan caprichosa y exótica como aventurera sin el infortunio de una senectud. Cuando en el alma de Rogelio se atreve a desafiar un tiempo en que se siente como la piel en juventud, pero, Rogelio se debate entre la senectud y la espera. Cuando la vida de Blanca quedó como la rosa blanca del jardín y del huerto donde con su tez blanca, ojos negros, y cabellos negros como el azabache que huele a rosas y era Blanca la que en el tiempo y en el ocaso perdió todo el amor fiel de Rogelio cuando en una alborada en crepúsculo soñado sabe de la infidelidad de su hombre y en la tarde con el ocaso y el desenfreno de aceptar que el amor era infiel y era el de Rogelio. Cuando Blanca y su abandonada vida, amor, pasión y con el corazón en pedazos quedó sin sentido, sin latido y con un solo mal recuerdo en sus siete décadas de existencia cuando ocurre el frío desenlace en creer la forma de dar un funesto momento cuando Rogelio con abogado le exige el divorcio a Blanca. Blanca como la rosa blanca del jardín o del huerto se entristece tanto que no quiere otorgar libertad a Rogelio como un divorcio. La vida de Blanca de ahora en adelante se vio aterrada por el miedo en quedar sóla como la soledad, como la desolación y como el funesto instante en que se perfila un desastre en creer que el tiempo corre como veloz es el viento, pero, Blanca se siente segura, compasiva, inerte e inmóvil con el sentido sin sentir cuando decide no otorgar el divorcio. Mientras, que la joven de cuarenta años le insiste en gastar todo su dinero en fiestas, diversión y capricho y Rogelio sin ofrecer disculpas decide salir con la joven y complacerla en todo. Rogelio muere de un infarto en el corazón desnudando el instinto en haber querido ser un hombre jovial, lleno de juventud y no en senectud como le correspondía ser. Y sintiendo fiestas, aventuras y diversiones como en el trance perfecto en creer que el desastre se entreteje en una telaraña, pero, Rogelio se aferró en el delirio existente y con una inacción sin poder decidir entre el cometido y la juventud cuando el señor muere de un infarto cuando la joven desea aventura como la juventud. Y sintiendo el desenfreno de querer la aventura fría, siniestra y tan cálida como poder ser el desafío en querer que la aventura se aterra al sentir el suave murmullo de creer en el combate de dar una sola explicación, cuando fue murmullo la relación extramarital de Rogelio. Cuando en el tiempo y más en el ocaso en que Blanca como la rosa blanca en el huerto del jardín de su corazón en pedazos siente un dolor profundo en su pecho y muere en el acto sin saber que Rogelio había muerto. Blanca, la rosa blanca del jardín o del huerto en que siente a una rosa en crecer en el jardín y fue arrancada oblicuamente de raíz y fue su corazón en pedazos que quedó roto por el dolor de esa traición y de ese amor infiel. Y el corazón de Blanca quedó tan débil como poder ser el viento veloz y tan atroz como poder ser el ocaso perdido cuando acepta la infidelidad de Rogelio y recordando el crepúsculo de una alborada donde se cuece el sol cuando puede saber de la infidelidad de su esposo. Blanca de piel blanca, ojos negros y cabellos negros como el azabache quedó maltrecha, sola y en soledad cuando muere y su corazón en pedazos fue la rosa blanca del jardín o del huerto, la cual, marchitó.                




FIN