Sir Frido D\'Antuna

Huellas de la guarra, perdón, de la guerra.

Por supuesto que arde, me he quemado en el fuego desde mi existencia, y aunque suene extracursi y trillado, resucito de mis cenizas. 

Claro que se harán ampollas y quedaré en carne viva. Ya le puse sal para que el proceso no tarde y sea óptimo. 

Desde luego que será notorio en el barrio y en las redes y, como siempre, vendrán vacunos, guarros y curiosos a preguntar por mis heridas, pero, Ud no se inquiete; cuando quiero soy el Silencio personificado y me instalo en modo Tutankamon, bajo mi tumba, con mis cobijas. 

Obvio que querrás curarme con tus yerbas y tus aceites esenciales y por qué no, con tus oraciones y con tu saliva. Ya mejor olvida el asunto guambra, sabes que no creo en los milagros aunque pregones que, recién, por tu sangre, emanan versos y personajes de la Santa Biblia.

Baby, el Amor y el cuidado del Universo es el mejor bálsamo que he bebido y, sobre esto, el Amor Propio que florece en libertad por mi desierto y lo transpira. 

De ley que cuando te abraces al guarro y te chupe y te lo chupes, habrán chistes y burlas en mi nombre, y muchas risas. Wuakala; que mala vibra. 

Pero todo estará pasando en mi mente infinita, mitómana y convulsa como viento huracanado. 

Afuera, de domingo a domingo, la santa sale de su casa hacia el chongo de la Jiménez, vestida con la pureza de un versículo bíblico y, luego del salmo 13, a cualquier hora, regresa virgen a Calcuta de Calaberear, inmaculada y limpia

donde un marido. 

Y en fin, es de esperar que hoy me dispares y sobre mi muerte, me escupas y me maldigas. Que sientas pena y asco de mí y que te alegres junto a vacunos, guarros y curiosos de mi resuello, mis quemaduras y mis heridas. 

 

Guambra, perdón,

guarra,

aquí y ahora ocurre mí vida; no existe la muerte, (vida en la tierra y vida en el cielo) ¿Recuerdas?

Ahh, ¿ y sobre las quemaduras?;

guarra

desde mi existencia, solo llevo y siento y acaricio y beso profundas y dulces cauterizaciones, ya les puse la sal para violentar el proceso; huellas de la guerra como digo yo, ahi va mi sangre al viento ...

Dios la bendiga.