Golpe de mar

El deseo

 

En sí, la tortura necesaria más antigua
que al mundano hombre se brindó.

 

Camuflado en los disfraces más dispares
elegidos por la torpe vivencia en cada cual.

 

El desahogo tangible de lujos inútiles puede que baste para algunos.

 

Para otros, habrá de llegar a extramuros, desde los ojos del azor.

 

Imparable, aferrado en las raíces de la necesidad de un mañana aventajado,  atraviesa con su germen toda capa de objeciones, y se nombra a sí mismo ganador.

 
La carrera por el sol.

 

Enrareciendo a cualquier otro que ose entorpecer su fantasía.

 

Del deseo, la ilusión, la fuerza, la lucha y la creación.

 

Trampantojos, verdades y mentiras, tesis y antítesis.

 

Todo en este mundo se forjó

 

en inicio

                                     

por deseo.

 

Mi tributo humilde a él.

 

Simplemente,

 

Gracias por volver.