Me duele verle de esa manera,
pero cada año es como un caño tapado,
donde cada mes es una experiencia,
agradable o de aprendizaje,
atorada en una dimension mental
que consideramos tiempo,
que lamentablemente se destapa
con las fiestas decembrinas,
con el pavo y la sidra,
la familia y la festividad.
Siendo esas uvas y ese conteo,
un sutil bombeo
que evacua todo aquello que se nos ha abrumado,
y que se niega a desaparecer de la memoria y el devenir,
como un caño estancado,
que solo despojamos
con la alegria de la celebración.
Al menos por un dia,
una semana o un mes,
hasta el siguiente desafío
y el siguiente y el siguiente,
acumulandose,
como en un caño vital,
hasta el siguiente bombeo.