Solamente yo puedo ser mi propio juez
porque me conozco desde que nací,
porque sé todo lo que viví y aprendí,
porque de mi pasado sé lo que atrás dejé;
Nadie me conoce mejor que yo,
ni siquiera las mujeres que amé,
ni los hijos que parieron para mí;
Sé muy bien dónde me aprieta el zapato,
donde están cada uno de mis callos,
qué partes de mi cuerpo me rompí
y el tiempo que pase enyesado;
De las veces que me hospitalizaron
y de las operaciones que sufrí,
en qué parte de mi cuerpo están las cicatrices
y por qué quedaron ahí,
incluso aquellas que a simple vista no se ven;
Sé de los grandes amores que tuve
y también de cómo terminaron,
de las grandes penas que algunas me causaron,
cómo batallé para curarme el alma
y dejar de llorar por ellas;
Conozco lo que significa mi nombre
y el origen de mi apellido
y por si todo esto fuera poco
también vivo conmigo…
No reflexiones mi poesía...vívela