Abre los ojos,
levanta la mirada,
busca en el cielo.
Hoy, las estrellas,
se animan y nos hablan
desde muy lejos.
Es un lenguaje
de signos, sin palabras,
y con destellos.
Parece un morse
su eterna letanía,
para el profano.
Pero el poeta
bien sabe lo que dicen
aquellos labios.
Él, analiza,
sin prisas, su silencio
y aquellas luces.
Hablan del hombre,
de niños y países,
de muchas cosas.
Luego se animan
y entonan unas nanas
para la luna.
Ésta, despierta,
y pronto les sonríe
con su blancura.
El niño duerme,
el hombre se desvela
mientras escribe.
Y es que el poeta,
recoge entre sus versos
a las estrellas.
A lo que dicen,
y expresan sin palabras,
a lo que callan.
A lo que sueñan,
y copia de sus sueños
para los suyos.
Y a lo que aman,
ya que el amor sincero
es lo que ansía.
Rafael Sánchez Ortega ©
02/01/23