De todos lo amores que fueron mi castigo,
tu fuiste de mi vida su máxima ilusión;
y nadie pudo tanto jugar tan cruel conmigo
igual que tu lo hiciste, con tanta perversión.
Aquellas primaveras que fui feliz contigo,
ahora las recuerdo con gran desilusión;
y lleno de nostalgia tu imagen la maldigo
después de haberla amado con tanta devoción.
Las horas que vivimos tan llenas de colores,
de forma despiadada,de cieno las llenaste;
llenando mi existencia de amargo desencanto.
Ahora en mi silencio mis versos soñadores
derraman en sus rimas la miel que rechazaste;
bordando mi destino de penas y de llanto.
Autor: Aníbal Rodríguez.