No me rompas que soy tibia, lejana e incompresible...
No me des más dolor
Que me ahorca y me comprime
En el burdel de mi Espíritu en llagas...
Dejame ser el Alma y la Savia del árbol
que bordea el encaje de tules
que se mece
en tu viento Azul
y en las Mareas de tu Carne...
Buscaré el hado infiel
que se hace Nudo en tu Garganta
para deshacerlo
entre cristales de relojes detenidos,
Sin Espacios ni Tiempos que mellen
aún más tus Albas y tus Noches...
Dejame ser el beso húmedo que lame esa Roca
Enhiesta y dura de tantas Heridas, que no concibes...
Dejame ser el Polvo incongruente que llegará
En tu sordo mutismo
Y entre los Abismos porfiados de tu Alma...
Dejame ser la Sonora Voz que llega y quizás jamás
Puedas hallarla...
Voz que llega fúnebre
cuando caes entre versos y Sintagmas...
Para escapar escribiendo...
Para ser el bálsamo que te nutre...
Para ser tu Luna y tu Sol que jalará
El Polvo Gris, Ausente y Asesino,
De tus Poemas escritos
entre tantos carbones y llamaradas...
(Patricia)