El sonido
resulta ser tortura
que incendia nuestro cuerpo;
el viento de su boca
ciega el amor completo
creyendo somos rocas
o somos tierra extraña
con ganas de tenernos.
El silencio
pretende desahuciarnos
callando los gemidos
de nuestra fantasía,
resulta tan siniestro
que guarda cualquier nota
de música y de canto
en mudo cachondeo.
El sonido
rasga lo más sensible
de nuestras emociones
dejándolas desnudas
antes de que florezcan;
desprende tentaciones
que causan tantos ecos
con gritos o susurros
detrás de los oídos.
El silencio
se vuelve solo sombra
obscura e impertinente,
rasga lo más sensible
de todas las entregas
plagadas de inquietudes,
talla tu amor nublado
entre mis sensaciones.
El sonido
resulta paradigma
que firma sus ideas
allanando nuestro cuerpo.
El silencio
resulta prototipo
de aquellas relaciones
que gozan los sudores
y acaban en amores.
Jerry Méndez
México
© Derechos Reservados
Foto de la red